jueves, 22 de noviembre de 2012



Han pasando alrededor de 2,500 años desde que se fundó la primera Escuela de Medicina Occidental. Muchos han sido los médicos e investigadores que han ido desde la anestesia a la vacuna, pasando por el endoscopio y los antibióticos. Numerosos han sido los inventos y descubrimientos que se han producido en el último siglo y medio y que han permitido sentar las bases de la actual ciencia médica.

Estos avances para muchos han pasado inadvertidos debido al ritmo tan acelerado que le ha dado la tecnología. Hace sólo unos ciento cincuenta años parecía casi un sueño realizar una operación quirúrgica sin que el paciente sufriera. Hoy en día estas intervenciones resultan menos traumáticas y los periodos postoperatorios se han reducido notablemente gracias a la presencia de la tecnología en el ejercicio de la medicina.

Se han aplicado cada vez más y más tecnologías para lograr las condiciones óptimas para cualquier intervención quirúrgica. Finalmente, se llegó a utilizar los avances no sólo para curar sino también para prevenir las enfermedades; y posteriormente para todo tipo de investigación médica, la cual gracias a la tecnología ha realizado importantes descubrimientos. Los expertos se han ocupado de la incorporación de los avances tecnológicos en la práctica de la medicina, por lo que se prevé un cambio radical de la ciencia médica en el futuro.

LA APLICACIÓN DE LOS MICROPROCESADORES A LA MEDICINA
El microprocesador, o micro, es un circuito electrónico que actúa como unidad central de proceso de un ordenador, proporcionando el control de las operaciones de cálculo. Los microprocesadores también se utilizan en otros sistemas informáticos avanzados, como impresoras, automóviles y aviones; y para dispositivos médicos, etc. El microprocesador es un tipo de circuito sumamente integrado. Los circuitos integrados (chips) son circuitos electrónicos complejos integrados por componentes extremadamente pequeños formados en una única pieza plana de poco espesor de un material semiconductor.
Los siguientes son ejemplos de como éstos han sido aplicados en la medicina:
  • El "microprocesador de genes": realiza pruebas para saber cómo reaccionan las personas a los fármacos. Incluye el perfil genético de una persona para determinar cómo reaccionará y si se beneficiará o no de un determinado tratamiento farmacológico. Un microprocesador de genes es una especie de placa de vidrio del tamaño de la uña del dedo pulgar que contiene secuencias de ADN que se pueden usar para revisar miles de fragmentos individuales de ADN de ciertos genes. El uso de los chips para la mejor aplicación de fármacos podría mejorar su valor terapéutico y reducir los costos de atención de la salud. Se calcula que 25 millones de personas en todo el mundo se beneficiarán de la prueba previa al tratamiento farmacológico, en un futuro cercano.
  • Un microprocesador implantado bajo la retina permite a los ciegos percibir de nuevo la luz y distinguir formas. El implante está constituido por un microprocesador del tamaño de la cabeza de una aguja que comprende 3.500 fotopilas que convierten la luz en señales eléctricas enviadas al cerebro por el nervio óptico. Sin embargo, la duración y fiabilidad a largo plazo del método llamado 'Artificial Silicon Retina' todavía se desconoce.
Según Papadopoulus, director del Sun (laboratorio de tecnología), la actual generación de procesadores será sustituida por computadoras basadas en un chip único; en vez de un microprocesador, un microsistema que contará con tres conexiones (para la memoria, para la red y para otros microsistemas). Con el paso del tiempo, cada chip no sólo podrá contener un sistema individual, sino varios sistemas que podrán funcionar de manera independiente, en una “microrred”.
OTRAS IMPLEMENTACIONES DE LA TECNOLOGÍA EN LA MEDICINA



Respirador Artificial:

Defibrilador:

Clonación genética:
CONCLUSIONES
Es evidente que la medicina ha sufrido una gran mejoría en el último siglo gracias a la implementación y modernización de la tecnología, ya sea maquinaria pesada, tales como un respirador artificial; o refinada, como los chips y la endoscopia. Esta modernización ha posibilitado que hoy en día se puedan realizar todo tipo de intervenciones quirúrgicas con el menor grado de invasión y molestia de parte del paciente; así como también las ha facilitado, reduciendo los riesgos.

No cabe duda de que la calidad de vida ha progresado mucho a causa de la tecnología médica, no solo desde el punto de vista físico (el nivel de mortalidad, y mortalidad infantil ha diminuido marcadamente), sino también desde la manera de pensar del ser humano, puesto que muchos descubrimientos han dado explicación a dudas existenciales y enigmas tales como: ¿de dónde vienen las diferencias entre los seres y las similitudes entre familiares?

Ha dado fin a numerosas enfermedades fatales, ha llevado esperanza a millones de personas en todo el mundo con necesidades urgentes, como el transplante de un órgano. Personas que hace cincuenta años no tenían arma alguna contra enfermedades como el cáncer de mama, ahora pueden combatirlo abiertamente y poseen grandes probabilidades de triunfar. Posiblemente, en un futuro no tan lejano, la tecnología permita el descubrimiento de nuevos tratamientos contra enfermedades que en la actualidad son prácticamente incombatibles.

Claro que también se pone en duda ciertos métodos médicos como el aborto, que aunque implementados antes, ahora se practica con mucha más frecuencia por el desarrollo tecnológico que lo ha convertido en una alternativa sin riesgo (para la madre). A tal punto es esto verdad, que en ciertos países se utiliza como método anticonceptivo. En España, más del cincuenta por ciento de las mujeres se somete a por lo menos dos abortos a lo largo de su vida fértil.

La clonación, sistema no legalizado en los seres humanos, sigue teniendo la mayoría de la población en contra, no sólo por su gran poder polémico, sino también por el gran peso económico que conlleva.

La eutanasia es legal. ¿Es moral? Sigue siendo una pregunta sin respuesta. Es evidente que gracias a la tecnología se ha podido mantener con vida a miles de personas que podrían haber muerto hace mucho tiempo. La pregunta es: si alguien tiene el poder de conseguir que una persona viva, en contra de las leyes naturales, ¿se puede considerar que tiene el poder para decidir que muera? La tecnología dice: sí. La gente…en tela de juicio.

Siete tecnologías que podrían revolucionar la medicina del futuro

Ciencia y tecnología se dan la mano en el futuro de la medicina 
MADRID.- Hace pocos días la revista 'Forbes', conocida por sus rankings de las personas más ricas del mundo, publicaba un artículo en el que se hacía eco de siete innovaciones tecnológicas dispuestas a revolucionar la sanidad del futuro.
  1. La información clínica en el bolsillo
  2. 'Patient Keeper', desarrollado por dos profesores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), es uno de estos prometedores proyectos. Es un programa informático que pretende facilitar el acceso de los médicos a toda la información clínica.
    Desde el portátil o la PDA, estos profesionales pueden, entre otros, consultar las citas planificadas para el día, pedir distintas pruebas, recetar medicamentos o controlar la evolución de los pacientes. Actualmente, unos 200 hospitales de EEUU ya lo utilizan.

  3. Intercambiar información entre hospitales
  4. La empresa HX Technologies es la segunda en aparecer en el artículo de la citada publicación económica. Su producto está destinado a acelerar el intercambio de información entre hospitales. Y, de esta forma, facilitar el envío de imágenes de alta resolución (como las obtenidas en un TAC) utilizando el ciberespacio como único soporte.
    Según presumen los miembros de esta empresa, "se podrían eliminar pruebas extra innecesarias y evitar al sistema médico de EEUU entre 5.000 y 6.000 millones de dólares anuales" (entre 3.400 y 4.100 millones de euros).

  5. Tecnología desechable
  6. El concepto propuesto por Xcellerex también podría revolucionar la práctica médica. Se trata de una alternativa para desarrollar y comercializar nuevas vacunas y bioterapias.
    Tal y como explican en su página web, a partir de una "plataforma tecnológica desechable" y una serie de productos de un sólo uso, se pueden obtener resultados "sin competencia" dispuestos a revolucionar el campo de las biomoléculas.
    Entre otros beneficios, estos artilugios de 'usar y tirar' evitan el costoso proceso de limpieza al que tienen que someterse las herramientas reutilizables y, por tanto, acelera el proceso de investigación.
  7. Un concurso de investigación
  8. Quizás una de las ideas más 'rompedoras' sea la de Innocentive, que ofrece la posibilidad de participar en un concurso de investigación.
    En su sitio web se exponen una serie de retos científicos, agrupados en distintas disciplinas, y quién logre solucionarlos opta a un premio valorado en un millón de dólares. "Tu solución de hoy podría contribuir a los grandes avances del mañana", sostiene la compañía.

  9. Órganos artificiales
  10. Tengion, por su parte, está centrada en fabricar órganos a partir de células extraidas de los seres humanos susceptibles de recibir un trasplante. "La razón por la que nos levantamos todas las mañanas es que cada 30 segundos se produce una muerte por fallo orgánico", declara Steven Nichtberger, presidente de la compañía.
    El primer órgano que han sido capaces de reproducir ha sido la vejiga, siempre partiendo del tejido de los propios pacientes. "La exitosa implantación de vejigas artificiales en siete niños, a los que se les realizó un seguimiento de dos a cinco años apareció publicada en la revista 'The Lancet' en 2006", presume Nichtberger.
    Pero éste sólo es el primer paso dado por Tengion. Tal y como apunta Forbes, los investigadores trabajan día a día para poder fabricar otros órganos: riñones, corazones, hígados e incluso nervios y vasos sanguíneos.

  11. Robots auxiliares
  12. Los robots diseñados por Aethon también están destinados a ocupar un lugar en la medicina del futuro. Sus creadores recalcan su valor a la hora de liberar de trabajo rutinario a los trabajadores de los hospitales: pueden recoger las bandejas de comida, ir al almacén a por vendas o repartir los medicamentos por las distintas habitaciones.

  13. Secuenciar el genoma en tres horas
  14. Pacific Biosciences es la responsable de la séptima tecnología, que ofrece "un nuevo paradigma para el análisis completo del genoma". Se trata de una máquina que identifica las cadenas de ADN y las secuencia a gran velocidad, lo que "acelera la carrera por conseguir poderosas curas". La empresa pretende reducir a tres horas los tres años que se tarda actualmente en desentrañar el genoma de un ser humano.
     

Tecnología y medicina

Las razones por las cuales el conocimiento médico se ha expandido con celeridad son múltiples. Sobresale una: de todos los científicos con que ha contado la humanidad en su historia más de la mitad están vivos y ejercen actualmente. La reproducción de la sabiduría médica no sólo es geométrica; es más precisa y más fina. Estoy seguro de que si algún científico de mediados del siglo pasado se asomara a lo que sucede en la actualidad, tanto en los laboratorios médicos como en los de biotecnología, su admiración y sorpresa no serían menores que la que experimentó Phileas Fogg, el personaje de Julio Verne, durante La vuelta al mundo en ochenta días. Aunque las figuras de Verne también enfrentan dilemas éticos, los que plantea la tecnología médica son más complejos por ser más veraces que las preguntas de la ciencia ficción.
No sobra repetir que el conocimiento y la tecnología en medicina no son ni buenos ni malos. Puede ser “mala” la forma en que se obtienen o inadecuadas las vías por medio de las cuales se ejercen. Los juicios morales sólo se aplican a los seres humanos; son los usos de la tecnología los que están sujetos a la polaridad axiológica de bueno o malo. La cuestión central es clara: debe existir un balance entre tecnología y ética.
Los eticistas contemporáneos bregan por encontrar ese equilibrio. El dilema es el siguiente: el conocimiento avanza sin cesar y es probable que sea ilimitado; pocas veces los científicos detienen su trabajo para preguntarse si tiene o no sentido seguir investigando. Los eticistas cuestionan esa realidad; saben que el conocimiento (y la tecnología) puede ser ilimitado, pero se preguntan si es ético investigar todo lo que se desea estudiar.
A ese embrollo debe agregarse otro avatar vinculado con la justicia distributiva. A pesar de que su tratamiento no es oneroso, algunas enfermedades como la tuberculosis o la malaria matan a millones de personas en el mundo; lo mismo sucede con la desnutrición. Las víctimas pertenecen a los estratos socioeconómicos inferiores. Esa realidad choca con el inmenso costo de la biotecnología y sus productos. La mayoría de la humanidad no tiene acceso a ella. La diatriba, por supuesto retórica, descansa en el tejido de las prioridades: ¿cómo conciliar los costos que implican los avances biotecnológicos con las muertes por inanición o por falta de medicamentos? La realidad, ajena a la retórica, se lee en el mapamundi humano: el acceso a las bonanzas de la tecnología profundiza la brecha entre ricos y pobres, entre estar sano o enfermo, entre tener suerte y participar en la construcción del mundo o ser solamente un observador del movimiento.
La tecnología sorprende por la fascinación que produce y por su fuerza diagnóstica y terapéutica. Utilizarla parece obligado. En la medicina privada, quien no lo hace queda fuera del juego de la modernidad científica y marginado de los beneficios económicos que supone explotarla. Ese juego, muchas veces insano, genera otro problema inmenso. Aleja al médico del paciente y atenta contra el corazón de la medicina: la relación médico-paciente.
Francis Weld Peabody, eminente médico y humanista estadounidense, dijo en 1925, durante un discurso a sus alumnos de Harvard: “The secret of the care of the patient is in caring for the patient”, cuya traducción más apropiada sería: “El secreto en el cuidado del paciente radica en preocuparse por el paciente.” La vieja idea de Peabody es cada día más nueva y más vigente. El uso indiscriminado y exagerado de la tecnología médica incrementa la brecha entre doctor y enfermo, descuida los significados del término cuidar y merma, en aras del glamour y de los incentivos económicos, la lealtad hacia el enfermo, principio inequívoco de la profesión médica.
Otros problemas no menos importantes afloran cuando los doctores, en lugar de escuchar a los enfermos, solicitan exámenes ad nauseam, ya sea para esconder su incapacidad, para enriquecerse o para seguir los dictados de las grandes industrias y corporaciones hospitalarias. No es infrecuente, sobre todo cuando se realizan sin razones justificadas, que esos estudios causen daño –iatrogenia– o que se encuentren alteraciones que nada tienen que ver con el problema del enfermo y que seguramente serán motivo de nuevos exámenes y de la participación de más doctores en el estudio del enfermo. No en balde Molière utilizó en El enfermo imaginario su fina ironía: “¿Qué necesidad hay de cuatro médicos si con uno es suficiente para matar al paciente?” La espiral diagnóstica, aupada por las ofertas tecnológicas, puede no tener fin y sus resultados no ser necesariamente los adecuados.
La tecnología no es ni buena ni mala. Es neutra. Su uso debe ser racional y correcto. La ética aplicada a ella y al enfermo es inmejorable antídoto contra el mal uso que se le da y conciencia para impedir que la tecnología le gane la carrera al humanismo. La presión que ejercen quienes producen tecnología ha devenido en nuevas patologías que buscan convertir al sano en enfermo, a los síntomas en enfermedad y a los poco enfermos en muy enfermos. Regresar a los orígenes de la profesión no implica alejarse de las bonanzas de la medicina. Implica tratar y ocuparse de la persona y no de la enfermedad, porque, al igual que Phileas Fogg, viajero incansable, la obligación del médico es descubrir lo que siente la persona y no lo que dicta la tecnología médica. ~

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